El aumento en los casos de violencia en los establecimientos educacionales del país post pandemia es un hecho, así como también lo es la posibilidad de transformar la manera en la que los y las estudiantes resuelven sus problemas, tanto en sus comunidades educativas como fuera de ellas. El programa Jóvenes por la Paz, busca entregar herramientas básicas para la transformación pacífica de conflictos a través del camino de la paz y el diálogo, en jóvenes de la región del Biobío.

El taller de Formación en Transformación Pacífica de Conflictos realizado durante el mes de enero al grupo de guías y scouts Santa Cecilia de Talcahuano fue el inicio de las actividades del año 2024 del programa Jóvenes por la Paz, proyecto ejecutado por Corporación Motum y financiado por un Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) del Gobierno Regional del Biobío.

La instancia, en la que participaron 17 jóvenes de entre 15 y 17 años, y que fue desarrollada en la localidad de Loncopangüe en el marco del campamento anual de verano de la agrupación, buscó fomentar y fortalecer las capacidades de sus participantes para continuar en su camino como agentes de cambio en la construcción de la paz desde su rol como juventudes, alineándose también a la constante contribución que hacen como scouts. 

“Con el grupo Pioneros de Scout Santa Cecilia se pudo generar una experiencia de convivencia pacífica en la naturaleza compartiendo desde el diálogo y la comprensión. Esto se evalúa como positivo dado que hubo disfrute a través de las temáticas aprendidas”, señaló Benjamín Cofré, encargado de desarrollo curricular del programa Jóvenes por la Paz. 

De esta manera, los y las jóvenes aprendieron de manera lúdica y aplicable a sus contextos cotidianos, herramientas relativas a la identidad, el desarrollo sostenible, la perspectiva de juventudes y estrategias para la paz y la colaboración.

“El taller les brindó nuevas herramientas y distintas a las que han adquirido ellos en su día a día como scouts, ayudándoles a entender desde una mirada más macro la labor que pueden tener como agentes de cambio (…) las herramientas entregadas en el taller tuvieron un impacto directamente en la resolución de sus conflictos. Así de rápido, los chicos pudieron aplicar algunas de las herramientas entregadas, y no me cabe duda de que, si con esa naturalidad pudieron integrar esos nuevos conocimientos, en la sociedad y en su día a día seguirán siendo los grandes agentes de cambio y trabajadores por la paz”, indicó Claudia Lastra, responsable del grupo Pioneros de Santa Cecilia. 

Construcción de entornos escolares seguros 

La falta de herramientas para transformar conflictos pacíficamente y la consecuente y creciente violencia, son las problemáticas que más han crecido en Chile en el último tiempo. En la décima Encuesta Nacional de Juventudes se indica que en la violencia física y psicológica se registran máximos históricos con aumentos significativos respecto al 2018, en ambos casos, la escuela o el lugar de estudios es donde más reportan haber sido víctima de violencia las y los jóvenes, con un 20,7% y 22,8% respectivamente (INJUV, 2022).

Ante esta realidad, el programa Jóvenes por la Paz busca contribuir a acortar las brechas educacionales y de formación en la transformación pacífica de conflictos, con espacios innovadores de aprendizaje y experiencias significativas en establecimientos educacionales que promuevan la reducción de la violencia escolar y fomenten la paz.

“El fin es entregar herramientas que les permitan a los jóvenes generar iniciativas y tomar acción en pro de la paz y el diálogo. En la misma línea, buscamos que estas herramientas faciliten la comprensión intergeneracional, integrando una perspectiva de juventudes integral al quehacer. Estas son herramientas relacionales que sirven como base para mejorar procesos educacionales dentro de los colegios y, esperamos, fuera de ellos, junto a sus familias y círculos cercanos”, comenta Joaquín Paredes, presidente ejecutivo de Corporación Motum. 

El programa está dirigido a jóvenes de enseñanza media de la región del Biobío y comenzó su ejecución en julio de 2023, la que se extenderá hasta julio del 2025.